Verano en llamas: el coste económico de una España incendiada
- Adriano Benítez
- 16 ago
- 5 Min. de lectura
Este verano en llamas de 2025 ha dejado una huella devastadora en España y Europa.
Índice de contenido
Introducción — “Verano en llamas”
Gastos asociados a la prevención
Puede salir ganando alguien con un incendio
Conclusión
Tabla resumen
Introducción — “Verano en llamas”
En España, incendios recientes en zonas como Castilla y León, Galicia o alrededor de Madrid han provocado varias víctimas —incluidos bomberos voluntarios— y obligaron a evacuar a miles de personas, con interrupciones en carreteras y trenes debido al humo y las llamas. En el conjunto del continente, ya se han quemado más de 439.568 hectáreas en lo que va de año (datos a 13 de agosto), más del doble del promedio de estas fechas en los últimos 19 años.
Los incendios forestales ya no son solo tragedias humanas o desastres aislados: representan shocks económicos y sanitarios sistémicos. En el primer semestre de 2025, el coste de las catástrofes naturales alcanzó unos 135.000 millones de euros, de los que el seguro cubrió alrededor del 59 %, sin contar los impactos indirectos. Además, emergen estudios que revelan que la carga de mortalidad por humo (PM2,5) está subestimada y podría multiplicar el impacto económico directo. Por todo ello, evaluar y cuantificar sus costes económicos se vuelve imprescindible para entender la magnitud real del problema y diseñar respuestas eficaces.
Gastos asociados a la prevención
España (2025) ha reforzado el frente preventivo con un Plan de actuaciones de 115,8 millones de euros y un dispositivo estatal para el verano con 56 medios aéreos y 10 BRIF que apoyan a las CCAA. En paralelo, la UE ha preposicionado unos 650 bomberos en países de alto riesgo y sigue ampliando su flota rescEU; entre 2019 y 2024 se han comprometido alrededor de 3.200 millones de euros a estas capacidades comunes.

La evidencia económica es clara: cada euro invertido en prevención puede ahorrar hasta tres, y determinadas medidas superan retornos de 10 por 1 en contextos europeos. Aun así, el Tribunal de Cuentas Europeo advierte en 2025 que muchos proyectos financiados por la UE no se evalúan bien y que se infrautilizan datos como los de EFFIS, lo que dificulta saber qué funciona mejor y dónde.
En el terreno social y laboral, persisten condiciones precarias en parte del personal de extinción y prevención, con plantillas temporales y denuncias sindicales. En episodios recientes se ha recurrido también a voluntariado, lo que subraya la necesidad de profesionalización y coordinación tras incidentes mortales. A la vez, la superficie forestal ha crecido por el abandono rural y hay menos gestión tradicional: trabajos que antes hacía un pastor —limpieza de matorral y creación de discontinuidades— hoy deben pagarlos las administraciones. Programas de pastoreo dirigido y silvopastoreo muestran eficacia para reducir combustible y abaratar cortafuegos, y deberían integrarse de forma estable en los planes.
Daños directos y pérdida de actividad económica
Los incendios causan daños inmediatos a viviendas, infraestructuras, redes eléctricas y de telecomunicaciones, masas forestales comerciales (madera, resina) y a servicios ecosistémicos como la captura de carbono, la regulación hídrica y la protección del suelo. A modo de referencia de la magnitud potencial de un evento urbano, en Los Ángeles (enero de 2025) estimaciones académicas sitúan las pérdidas directas de propiedad y capital entre 95.000 y 164.000 millones de dólares, con hasta 75.000 millones asegurados; otras evaluaciones amplían el impacto económico total por encima de 250.000 millones, aunque con mayor incertidumbre. En España, la temporada 2025 ya ha superado la media reciente y ha obligado a cortar líneas AVE y carreteras en pleno puente de agosto, afectando desplazamientos turísticos y logística.
Donde el golpe económico es más persistente es en la pérdida de actividad: suspensión de aprovechamientos madereros y resinación, caída del turismo rural y la hostelería, y parón de actividades clave como la silvicultura, la recolección de setas, la apicultura o la caza. El caso de la Sierra de la Culebra (Zamora) ilustra este “apagón económico”: además de la destrucción de hábitat y cancelaciones masivas, se perdió una producción micológica estimada en más de 200 toneladas anuales de boletus—unos 3 millones de euros al año—y se resentieron ingresos locales por caza (más de 200.000 € en cupos) y licencias micológicas (cerca de 0,9 millones € directos). A ello se suman daños sanitarios por humo, con nueva evidencia que eleva de forma sustancial la mortalidad atribuible al PM2,5. Y persisten efectos a largo plazo: menor fertilidad y mayor erosión del suelo tras el fuego, que encarecen la recuperación y lastran durante años la productividad forestal y agroganadera.
Puede salir ganando alguien con un incendio
En términos estrictamente económicos, ciertos sectores pueden experimentar beneficios temporales tras un incendio. La construcción y las reformas registran aumentos de actividad por la reconstrucción de viviendas e infraestructuras dañadas. Los servicios forestales, maquinaria especializada y restauración de terrenos se benefician del trabajo inmediato en desbroces, cortafuegos y limpieza de zonas afectadas. Las aseguradoras y reaseguradoras ajustan primas y franquicias en zonas no afectadas, aunque 2025 ha mostrado tensiones importantes por eventos extremos y brechas de cobertura. También hay oportunidades en tecnología de detección y monitorización de incendios, así como en equipos de calidad del aire, sensores y filtros. El aprovechamiento de madera quemada (salvage logging) puede generar ingresos adicionales, especialmente en bosques comerciales.

No obstante, el balance global sigue siendo negativo: los incendios destruyen capital natural y humano, dañan la salud y disminuyen la productividad a medio y largo plazo. Además, existen riesgos de incentivos perversos. En muchos casos, especialmente incendios forestales, se ha documentado que los fuegos pueden ser provocados con intereses económicos: desde generar empleo temporal en brigadas hasta abrir oportunidades para reutilizar terrenos, aunque algunas de estas hipótesis se mueven en un terreno de investigación delicado. Subvenciones mal diseñadas o seguros sin exigencias de mitigación pueden aumentar la exposición y, en algunos contextos, favorecer indirectamente estas dinámicas. Esto muestra que los posibles beneficios son puntuales y localizados, mientras que los impactos negativos persisten para la sociedad en su conjunto.
Conclusión
Invertir en prevención basada en riesgo sigue siendo la estrategia más rentable: gestión de combustible, mosaicos agroforestales, quemas prescritas y adaptación de edificaciones muestran retornos claros y sostenibles. La coordinación entre UE, Estados y regiones es clave; aprovechar los datos EFFIS para evaluar qué medidas funcionan y garantizar financiamiento estable permitirá dirigir recursos de manera eficiente. La salud debe situarse en el centro de la estrategia: los costes del humo, las alertas, refugios de aire limpio y la protección de trabajadores no pueden ignorarse.
Seguros y urbanismo también deben incentivar la mitigación: tarifas vinculadas a prácticas preventivas y ordenación del territorio inteligente. La restauración debe priorizar resiliencia y servicios ecosistémicos (suelo, agua) más que la mera repoblación, asegurando un retorno sostenible a largo plazo. Más allá de los planes oficiales, la experiencia muestra que quienes viven del campo y del bosque son los primeros interesados en que los incendios no ocurran. Permitirles limpiar el monte, recolectar madera y gestionar los recursos según usos tradicionales —prácticas de pastoreo, cortafuegos naturales y manejo de matorral— ha demostrado eficacia histórica en la reducción de combustible y riesgos. Estas prácticas locales deberían integrarse y respaldarse formalmente, en lugar de ser sustituidas únicamente por intervenciones administrativas.
Tabla resumen
Introducción — “Verano en llamas” | -Los incendios más recientes en territorio español. -Los desastres provocados por los incendios forestales. |
Gastos asociados a la prevención | -Plan de actuaciones de España. -Condiciones del personal de extinción y prevención. |
Puede salir ganando alguien con un incendio | -Construcciones y reformas tras los incendios. -Un balance global negativo. |
Conclusión | -Crecimiento nulo y alta inflación. -Último precedente en Estados Unidos. |
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