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Escalada entre Irán e Israel: consecuencias para el petróleo y la economía global

Desde la Revolución Islámica de 1979, Irán e Israel han mantenido una relación profundamente hostil. El nuevo régimen iraní rompió relaciones diplomáticas con Israel, al que no reconoce como Estado y considera ilegítimo.


Índice de contenido


  1. Introducción: ¿Cómo hemos llegado a esta situación?   

  2. Efectos sobre el precio del petróleo

  3. Escenarios posibles a partir de aquí 

  4. Cómo afectan estas crisis a la economía global

  5. Tabla resumen


    Introducción: ¿Cómo hemos llegado a esta situación entre Irán e Israel? 


    Desde entonces, el vínculo entre ambos países ha estado marcado por enfrentamientos indirectos, operaciones encubiertas, sabotajes y una guerra de influencia regional. Irán ha respaldado a grupos abiertamente antisionistas como Hezbolá en Líbano, los hutíes en Yemen y Hamás en Gaza, mientras Israel ha liderado los esfuerzos internacionales para frenar el desarrollo nuclear iraní, temiendo que pueda derivar en armamento atómico. El trasfondo ideológico, religioso y geopolítico convierte cada enfrentamiento en una amenaza seria para la estabilidad de Medio Oriente.


    Las constantes tensiones han creado un ambiente insostenible entre Irán e Israrel.
    Las constantes tensiones han creado un ambiente insostenible entre Irán e Israrel.

    El 13 de junio de 2025, la tensión escaló a un nuevo nivel tras un ataque aéreo israelí contra instalaciones nucleares y bases de misiles en Irán. La respuesta de Teherán fue inmediata: lanzó misiles hacia el área metropolitana de Tel Aviv y emitió amenazas de cerrar el Estrecho de Ormuz, una arteria por la que transita aproximadamente el 25 % del petróleo mundial. Como reacción, el precio del crudo Brent subió un 7 % en un solo día, y los analistas advierten que, si la situación se intensifica, el barril podría superar los 90 dólares en el corto plazo.


    Efectos sobre el precio del petróleo


    El ataque israelí a instalaciones militares iraníes el 13 de junio de 2025 y la posterior amenaza de Teherán de cerrar el Estrecho de Ormuz tuvieron un impacto inmediato en los mercados energéticos. El precio del crudo Brent subió un 7 % en cuestión de horas, superando los 89 dólares por barril, mientras que el WTI repuntó más de un 6 %. Esta reacción refleja no tanto una escasez física real, sino la percepción de riesgo: aproximadamente una cuarta parte del petróleo mundial transita por Ormuz, y cualquier amenaza creíble de interrupción dispara primas de riesgo en los contratos de futuros. Además, las tarifas de los seguros marítimos para buques que cruzan esa zona se incrementaron, lo que repercute directamente en el costo del transporte.


    Este patrón ya se ha visto en crisis pasadas en la región, como la guerra entre Irán e Irak en los años 80, la invasión de Kuwait por parte de Irak en 1990 o la guerra civil en Siria; y en la más grave, la crisis del petróleo de 1973 tras la guerra del Yom Kipur, cuando el embargo árabe cuadruplicó el precio del crudo en cuestión de meses, marcando un antes y un después en la geopolítica energética. Incluso sin bloqueos reales, la sola amenaza sobre Ormuz suele provocar subidas del 5 % al 15 % en cuestión de días.


    Escenarios posibles a partir de aquí


    La evolución del conflicto entre Irán e Israel determinará no solo la estabilidad regional, sino también el comportamiento de los mercados energéticos y la economía global. Aunque la situación es altamente incierta, se pueden plantear varios escenarios plausibles.


    El primero y más deseable es una desescalada diplomática. Mediante la intervención de actores internacionales como Estados Unidos o la ONU, podría alcanzarse un acuerdo temporal que reduzca las hostilidades y permita estabilizar la región. En este caso, los precios del petróleo podrían retroceder parcialmente, ya que el riesgo de una interrupción del suministro sería menor y la volatilidad en los mercados se moderaría.


    Sin embargo, un escenario menos optimista es la escalada regional. Si los ataques se multiplican, e incluso grupos aliados a Irán como Hezbolá en Líbano entran directamente en el conflicto, el riesgo de interrupciones reales en el flujo de petróleo aumentaría considerablemente. El Estrecho de Ormuz, por donde circula cerca del 25 % del petróleo mundial, podría sufrir bloqueos parciales o ataques a buques, lo que elevaría el precio del crudo por encima de los 100 dólares el barril y encarecería globalmente la energía, los alimentos y el transporte.


    Los conflictos están llegando a niveles extremos que podrían empeorar aún más la situación en el corto plazo.
    Los conflictos están llegando a niveles extremos que podrían empeorar aún más la situación en el corto plazo.

    En un escenario aún menos optimista, se podría desencadenar una guerra total entre Irán e Israel, que involucraría una inestabilidad severa y duradera en Medio Oriente. En este caso, es probable que Estados Unidos intervenga militarmente para proteger sus intereses y garantizar el libre paso por Ormuz. Aunque es poco probable, una escalada global podría ocurrir si otros actores como Corea del Norte o grupos insurgentes en la región deciden participar activamente. China y Rusia, que no son aliados formales de Irán pero mantienen importantes intereses comerciales y estratégicos con Teherán, podrían ofrecer apoyo diplomático o respaldo indirecto. Esto podría derivar en una guerra regional con intervención activa internacional (proxy war) similar a lo ocurrido en Siria, más que en una Tercera Guerra Mundial, la cual requeriría la apertura de más frentes en otras regiones del mundo.


    Cada uno de estos escenarios implica riesgos crecientes para la estabilidad energética y económica global. Por ello, en términos meramente económicos, convendría una desescalada diplomática que permita reducir la incertidumbre y estabilizar los mercados. Sin embargo, con la información disponible hasta ahora, es difícil anticipar si dicha desescalada podrá lograrse o si el conflicto seguirá escalando en los próximos meses.


    Cómo afectan estas crisis a la economía global


    Las crisis en zonas productoras de petróleo, como la actual entre Irán e Israel, impactan directamente en la economía mundial y en el día a día de las personas. El aumento del precio del petróleo encarece la gasolina, la electricidad y los alimentos, lo que impulsa la inflación y reduce el poder adquisitivo.


    El aumento de los precios y la reducción del poder adquisitivo pueden provocar una caída del consumo, lo que a su vez genera un frenazo en la actividad económica. Sin embargo, los precios siguen subiendo debido a los elevados costes energéticos, lo que mantiene la inflación alta. Esta combinación, sumada a la debilidad del dólar y al aumento de la deuda pública de Estados Unidos, crea la “tormenta perfecta” para una posible estanflación, una situación en la que conviven una inflación alta, bajo crecimiento económico y alto desempleo, dificultando enormemente la recuperación. Países importadores de energía como Europa, India o Japón sufren más, y para las naciones en desarrollo con subsidios energéticos elevados, la situación puede ser aún más grave.


    Además, la incertidumbre en los mercados financieros reduce la inversión y aumenta la volatilidad, lo que afecta negativamente a la economía global. En 2022, tras la invasión rusa de Ucrania, el aumento del petróleo contribuyó a una inflación global del 8.7%, según el FMI, mostrando el alcance de este tipo de coyunturas.


    Conclusión


    La inestabilidad en Oriente Medio no es nada nuevo; durante más de cien años esta región ha sido escenario de tensiones políticas, conflictos y rivalidades constantes. Precisamente porque estas tensiones ocurren sobre algunos de los mayores yacimientos de petróleo del mundo, cualquier crisis o conflicto en la zona tiene un impacto directo y significativo en la economía global.


    Esta realidad subraya la importancia de implementar políticas de independencia energética y diversificación, incluyendo el impulso de las energías renovables, la energía nuclear y el hidrógeno, en caso de que esta tecnología llegue a desarrollarse plenamente, para reducir la vulnerabilidad ante estas crisis externas y garantizar un suministro energético más estable y sostenible.


    Además, en estos contextos de incertidumbre y volatilidad, la inestabilidad genera oportunidades para sacar rédito económico o político. Mientras el ciudadano medio de otras partes del mundo ve cómo la cesta de la compra sube de precio, el ciudadano de la región afectada sufre las consecuencias directas de estos conflictos. Por eso, es aún más necesario buscar soluciones multilaterales que promuevan la estabilidad y la seguridad energética a largo plazo, en beneficio de la economía mundial y la sociedad en general.


    Tabla resumen 


Introducción: ¿Cómo hemos llegado a esta situación?

-Una guerra de influencia regional.

-Escalada de las tensiones.

Efectos sobre el precio del petróleo

-Impacto en los mercados energéticos.

-Crisis anteriores en la región.

Escenarios posibles a partir de aquí

-Una situación incierta.

-El escenario más pesimista.

Cómo afectan estas crisis a la economía global

-El aumento del precio del petróleo.

-La debilidad del dólar y el aumento de la deuda pública.


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