Aumento del gasto militar: ¿necesidad, oportunidad o lastre?
- Adriano Benítez
- 30 jun
- 6 Min. de lectura
El 25 de junio de 2025, se celebró en La Haya la cumbre de la OTAN, donde se acordó un aumento histórico del gasto en defensa al 5% del PIB para 2035, en línea con la exigencia del presidente de EE.UU., Donald Trump.
Índice de contenido
Introducción: Una cumbre marcada por el gasto
¿Cuánto gasta cada país?: El mapa del presupuesto militar en la OTAN
Impacto en la economía nacional: ¿Inversión estratégica o carga presupuestaria?
Avances militares con aplicación civil: innovación más allá del campo de batalla
Tabla resumen
Introducción: Una cumbre marcada por el gasto militar
La mayoría de los países miembros mostraron disposición a cumplir con este compromiso, aunque España fue la excepción. El presidente Pedro Sánchez firmó el acuerdo, en el que se dejaba claro que el gasto se elevaría hasta el 5% en 2035 y hasta 3,5% en 2029, pero declaró en rueda de prensa que España mantendría su gasto en defensa en un 2,1% del PIB, cifra que consideraba suficiente para cumplir con los compromisos de capacidades militares de la Alianza.
Este aumento del gasto no es una novedad. Desde la administración Biden, ya se había planteado la necesidad de incrementar el gasto militar para hacer frente a las crecientes tensiones geopolíticas. Muchos países ya alcanzaban el objetivo del 2% del PIB en defensa, como se había acordado previamente. Sin embargo, la situación actual ha exacerbado las preocupaciones por la seguridad, impulsando este nuevo incremento en el gasto militar.
¿Cuánto gasta cada país?: El mapa del presupuesto militar en la OTAN
El gasto total combinado de la OTAN supera los 1,3 billones de dólares, siendo Estados Unidos el principal responsable, con aproximadamente el 68% del total, lo que equivale a unos 860.000 millones de dólares en 2023. Le siguen en gasto el Reino Unido con cerca de 70.000 millones de dólares, Francia con alrededor de 60.000 millones y Alemania con unos 50.000 millones. Polonia lidera la alianza en proporción de gasto al PIB, destinando el 4,7% de su economía en defensa en 2025, seguido por los países bálticos y nórdicos que también han aumentado significativamente sus presupuestos en respuesta a la proximidad de Rusia.

Por su parte, España destina solo el 1,24% de su PIB al gasto militar, que equivale a unos 17.200 millones de euros. Aunque firmó el acuerdo, Pedro Sánchez afirmó en rueda de prensa que no gastaría más del 2,1%, cifra que consideraba suficiente para cumplir con los compromisos militares.
En los últimos años, países como Polonia, Alemania y los bálticos han incrementado notablemente su gasto, con Polonia pasando del 2,7% en 2022 al 4,2% en 2024 y proyectando alcanzar el 4,7% en 2025, mientras Alemania planea duplicar su gasto en defensa para 2029, llegando a 162.000 millones de euros.
Sin embargo, varios miembros de la OTAN como España, Bélgica, Luxemburgo y Eslovenia aún se encuentran por debajo del objetivo del 2% del PIB, lo que ha generado debate sobre la distribución equitativa de responsabilidades dentro de la alianza.
Impacto en la economía nacional: ¿Inversión estratégica o carga presupuestaria?
El aumento del gasto militar se debe financiar mediante impuestos, deuda o recortes en otras partidas; cada euro destinado a defensa conlleva un coste: aumenta la presión fiscal, incrementa la deuda o reduce la inversión en educación, sanidad e infraestructuras. Además, las guerras son cada vez más costosas: por ejemplo, Israel llegó a gastar alrededor de 725 millones de dólares al día en su conflicto con Irán en 2024, impulsado por sistemas como el Iron Dome, cuyas unidades de defensa pueden superar los 4 millones de dólares cada una. Fabricar y reponer este tipo de armamento es, evidentemente, un negocio muy lucrativo para las empresas que los producen.
En España, el incremento del gasto en defensa puede beneficiar a una industria local potente. El sector de defensa, seguridad, aeronáutica y espacio alcanzó una facturación de 13.900 millones de euros en 2023, generando 215.600 empleos directos e indirectos y destinando 2.400 millones a inversión en I+D. Empresas clave como Navantia, Indra, Santa Bárbara Sistemas y Airbus España lideran el sector. Aunque estas empresas se pueden beneficiar y, por extensión, también la economía española, esto no significa que el gasto en defensa sea una mejor inversión que la destinada a investigación, innovación civil o desarrollo social. Sin embargo, siempre y cuando las armas se utilicen fuera de las fronteras del país, el gasto militar puede actuar como un estímulo económico.
Estímulo con evidentes contradicciones y dilemas morales, pero estímulo económico, a fin de cuentas. Un ejemplo claro fue el de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial: su economía se disparó al convertirse en el gran arsenal de los aliados, con aumentos drásticos del PIB, del empleo industrial y de la capacidad tecnológica.
Avances militares con aplicación civil: innovación más allá del campo de batalla
El gasto militar, aunque asociado a la guerra, ha impulsado tecnologías que después se aplican en la vida civil. Ejemplos paradigmáticos incluyen el GPS, desarrollado por el Departamento de Defensa de EE.UU., y el internet, nacido del proyecto ARPANET durante la Guerra Fría. La aviación comercial, los satélites, las comunicaciones por microondas, los drones y tecnologías médicas como el TAC o la laparoscopia también provienen de innovaciones militares. Un caso destacado es la bomba nuclear, cuyo desarrollo bélico derivó en la energía nuclear de uso civil.
Estas innovaciones se deben en gran medida a la inversión en I+D militar, que suele superar a la de muchos sectores civiles y posiciona a la industria militar como líder tecnológica. En España, empresas como Indra, GMV y Airbus Defence desarrollan tecnologías con aplicaciones tanto militares como civiles, abarcando campos como la ciberseguridad, la gestión del tráfico aéreo y la inteligencia artificial. Además, fondos europeos como el Fondo Europeo de Defensa promueven la transferencia de tecnologías militares al sector civil, un proceso conocido como spin-off militar.

La llegada de estas innovaciones al mercado civil ha llevado a muchos a argumentar que el aumento del gasto en defensa implica un incremento inevitable en investigación y desarrollo. Aunque nada impediría que estos avances surgieran sin un fin militar, la industria armamentística, al ser tan lucrativa y financiarse casi exclusivamente con fondos estatales, ofrece un entorno excepcionalmente generoso para el desarrollo tecnológico, aunque orientado a fines ciertamente cuestionables.
Conclusión: ¿Deberíamos gastar más en defensa?
El gasto en defensa es un tema polémico y complejo, con múltiples aristas y actores cuyos intereses no siempre están alineados: la industria armamentística, los ciudadanos y los políticos pueden tener objetivos muy distintos. El objetivo del 5% del PIB en gasto militar, propuesto recientemente, es un nivel muy alto, comparable al de países en guerra o que se preparan para ella. Este aumento implica un coste económico considerable, como hemos visto, pero también puede impulsar la innovación tecnológica y fortalecer industrias estratégicas, algo especialmente relevante en países como España, donde existen empresas importantes del sector.
Vivimos en un mundo cada vez más multipolar, con riesgos crecientes de conflicto y, por tanto, un gasto militar en alza. Sin embargo, es fundamental recordar que las balas y armas que se fabrican están destinadas a usarse, con consecuencias humanas y económicas profundas. Por ello, cualquier decisión sobre aumentar el gasto debe equilibrar cuidadosamente la seguridad nacional, el desarrollo económico y el bienestar social, reconociendo la complejidad y gravedad del tema.
Siendo cierto que por el contexto de multipolaridad mencionado previamente, está claro que en los próximos años habrá que aumentar el presupuesto militar. Otra cosa es cómo hacer que este aumento repercuta de la mejor manera posible en la economía española y que este sea para defender los intereses de España, circunstancias que, por ineptitud política y falta de peso dentro del panorama internacional, dudo muy sinceramente que se vayan a dar.
Tabla resumen
Introducción: Una cumbre marcada por el gasto | -El acuerdo firmado por España. -Las tensiones geopolíticas. |
¿Cuánto gasta cada país?: El mapa del presupuesto militar en la OTAN | -El gasto total de la OTAN -Impulso en el gasto de los principales países europeos. |
Impacto en la economía nacional: ¿Inversión estratégica o carga presupuestaria? | -Los costes de las guerras actuales. -Empresas clave en materia de conflictos armados. |
Avances militares con aplicación civil: innovación más allá del campo de batalla | -Avances en la inversión militar. -Desarrollo tecnológico gracias a la industria armamentística. |
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