Vuelve el riesgo de apagón: España ante el dilema eléctrico, encender la IA para quedarse a oscuras
- Adriano Benítez
- hace 5 días
- 6 Min. de lectura
El pasado 28 de abril, España se apagó. En algunas zonas, el suministro eléctrico estuvo interrumpido durante más de diez horas, dejando a millones de personas sin luz, comunicaciones ni transporte.
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¿Volveremos a ver otro apagón?
Aunque el episodio fue ampliamente documentado, a día de hoy todavía no se han aclarado del todo las causas del colapso. Lo que sí se sabe es que el origen estuvo ligado a fluctuaciones de tensión en la red eléctrica, oscilaciones que provocaron desconexiones en cadena.
Las alarmas volvieron a sonar la semana pasada, cuando se repitieron variaciones similares y Red Eléctrica advirtió del riesgo creciente de un nuevo apagón. La operadora señaló que en los últimos días se han registrado picos de tensión inusuales que, aunque dentro de los márgenes legales, podrían volver a desestabilizar el sistema. En su informe, Red Eléctrica apuntó al rápido aumento de la generación renovable y del autoconsumo, que no regulan la tensión con la misma estabilidad que las centrales tradicionales, como uno de los factores detrás del problema. Por ello, pidió a la CNMC adoptar cambios urgentes en los procedimientos de operación del sistema, reforzar los mecanismos de control y revisar las obligaciones técnicas de las plantas de generación para evitar que la historia vuelva a repetirse.
¿Qué tiene que ver la inteligencia artificial en todo esto?
El desarrollo de la inteligencia artificial ha traído consigo una explosión en el consumo eléctrico mundial. Cada modelo que se entrena, cada consulta que se procesa y cada imagen que se genera requieren una cantidad de energía creciente. Los grandes centros de datos que sustentan esta tecnología funcionan de manera ininterrumpida y concentran una demanda enorme, difícil de prever y de equilibrar.
Este no es un problema exclusivo de España. Las redes eléctricas de medio mundo están al límite, con líneas de transmisión saturadas, centrales térmicas al máximo de capacidad y sistemas de control que operan con un margen cada vez más estrecho. La electrificación acelerada del transporte, la industria y la propia infraestructura digital ha disparado una demanda que el sistema apenas puede absorber sin tensarse. Frente a esta presión, han empezado a surgir o resurgir soluciones alternativas. Una de las más destacadas es la energía nuclear modular, basada en pequeños reactores (SMR) capaces de generar electricidad de forma estable y sin emisiones. En Estados Unidos, empresas como TerraPower, fundada y respaldada por Bill Gates, están desarrollando este tipo de tecnología y captando grandes inversiones para responder a la creciente demanda energética global. En paralelo, otros inversores ligados al sector tecnológico y a la inteligencia artificial están dirigiendo capital hacia proyectos similares, convencidos de que el futuro digital necesitará fuentes constantes y seguras de energía.

Los centros de datos no solo consumen electricidad directa, sino que requieren refrigeración continua, sistemas de respaldo y redes robustas, lo que multiplica su huella energética. En regiones donde la red no está preparada para estos saltos de demanda, esta concentración de consumo puede saturar líneas, provocar oscilaciones de tensión y disparar la volatilidad de precios en el mercado eléctrico.
En definitiva, la inteligencia artificial no solo representa un avance tecnológico, sino también un nuevo factor de presión sobre un sistema eléctrico mundial que se ha vuelto más complejo, más demandante y, en muchos casos, más frágil.
¿Por qué esto abre una oportunidad para España?
La tensión que provoca la inteligencia artificial sobre la red eléctrica puede transformarse en una oportunidad única para España. El país reúne una combinación de factores poco comunes en Europa: abundancia de energía renovable, infraestructuras avanzadas y una posición geográfica privilegiada. España y Portugal son la puerta natural del continente hacia América, el punto donde llegan los principales cables transatlánticos de fibra óptica. Esa ventaja logística permite un flujo de datos más rápido y estable, un elemento clave para el desarrollo de centros de datos y aplicaciones de inteligencia artificial que dependen de grandes volúmenes de información en tiempo real.
A esto se suma un sistema energético que, si logra estabilizar sus renovables, podría ofrecer electricidad abundante y más barata que la de sus competidores del norte. El país cuenta también con un capital humano altamente formado en ingeniería y ciencias, con costes laborales relativamente bajos, y con reservas propias de uranio que podrían sustentar una industria nuclear moderna sin depender del exterior ni en tecnología ni en materias primas.
Con estos recursos, España podría aspirar a convertirse en el principal hub europeo de la inteligencia artificial, combinando energía limpia, conectividad global y talento accesible en un mismo ecosistema.
¿Qué nos está lastrando?
Los principales problemas que lastran a España y dificultan que se convierta en el hub europeo de la inteligencia artificial son estructurales y, en buena parte, políticos. El primero es la fragmentación regulatoria. Ayuntamientos, comunidades autónomas, el Gobierno central, las diputaciones y las instituciones europeas no siempre legislan al unísono. Esta superposición de competencias genera un marco incierto, donde los proyectos energéticos, tecnológicos o industriales se enfrentan a trámites lentos, criterios contradictorios y una burocracia que disuade la inversión.

A ello se suma la pérdida de estabilidad en la red eléctrica, fruto de la falta de gestión, la escasa inversión y la creciente volatilidad de unas energías renovables todavía mal integradas. La combinación de demanda creciente y generación intermitente ha reducido la estabilidad del sistema, elevando el riesgo de apagones y la desconfianza de los inversores. En un contexto donde la fiabilidad del suministro es un factor clave para atraer capital, cada episodio de tensión eléctrica actúa como una señal de alerta. El tercer obstáculo es la negativa a abordar un debate racional sobre la energía nuclear. España posee reservas de uranio, capacidad tecnológica y personal cualificado para desarrollar reactores modernos, seguros y limpios, que aportarían estabilidad e inercia al sistema. Sin embargo, el miedo político y el fanatismo ideológico han llevado no solo a renunciar a nuevas instalaciones, sino a cerrar las existentes.
La suma de fragmentación institucional, falta de visión estratégica y rechazo a soluciones energéticas maduras mantiene a España atrapada en una posición contradictoria: tiene todos los ingredientes para liderar la transición digital y energética, pero sigue sin una estrategia coherente para aprovecharlos.
Conclusión
El apagón de abril fue más que un fallo técnico: fue una advertencia. Mostró hasta qué punto la red eléctrica española es vulnerable en un contexto de creciente digitalización, electrificación y demanda energética. La inteligencia artificial, lejos de ser un actor secundario, ha pasado a ocupar un papel central en este equilibrio inestable: demanda grandes cantidades de energía, de una red que no está preparada para dársela.
España dispone de todos los elementos para convertir esa tensión en oportunidad. Posee un sistema energético renovable, recursos estratégicos, capital humano cualificado y una posición geográfica privilegiada. Pero sin una política energética coherente y sin una visión a largo plazo que una la digitalización con la estabilidad del suministro, el país corre el riesgo de quedarse fuera de esta gran revolución tecnológica. El futuro energético no dependerá solo de la tecnología, sino de la capacidad de anticiparse, planificar y cooperar. La inteligencia artificial puede ayudar a construir una red más eficiente y segura, pero solo si se acompaña de una buena gestión. Lo que está en juego no es solo la luz, sino el papel de España en la economía del futuro.
Tabla resumen
¿Volveremos a ver otro apagón? | - Las fluctuaciones de tensión en la red eléctrica. - El riesgo de un nuevo apagón. |
¿Qué tiene que ver la inteligencia artificial en todo esto? | -Las dificultades para equilibrar la demanda. -La alternativa de la energía nuclear. |
¿Por qué esto abre una oportunidad para España? | - Las infraestructuras en España. - Un sistema energético con posibilidades. |
¿Qué nos está lastrando? | -La fragmentación regulatoria del país. -La falta de estabilidad del sistema en inversión eléctrica. |
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