Explora las principales diferencias en política económica entre Donald Trump y Kamala Harris de cara a las elecciones de 2024. Descubre sus propuestas clave en materia de impuestos, empleo, comercio y más en este análisis detallado.
Las elecciones estadounidenses siempre son seguidas de cerca en el resto del mundo, y no es para menos: el futuro del país con el ejército y la economía más grandes nos afecta considerablemente. Ambos candidatos han presentado ya sus programas económicos, que muestran grandes diferencias en las medidas a implementar. No obstante, varios expertos coinciden en que ambos planes podrían aumentar el déficit. Esto, sumado a las alarmas de recesión para 2025 y un congreso probablemente dividido, donde sería difícil aprobar medidas, no permite hacer previsiones optimistas.
Otro factor clave es la situación actual de la economía estadounidense, que en los últimos trimestres ha mostrado un desempeño discreto pero positivo. En 2023, el PIB creció un 2.5%, y un 2.8% en el último cuatrimestre, con una tasa de desempleo cercana al 4%. A pesar de estos datos, la percepción de los estadounidenses sobre la economía es negativa, similar a la que se tenía tras la crisis de 2008. Esto se debe a factores como la inflación, que, aunque más controlada, ha reducido el poder adquisitivo, el precio de la vivienda en máximos históricos, y el recuerdo de la economía pre-pandemia, que tuvo un rendimiento excepcional.
Las propuestas económicas de Donald Trump se centran en tres ejes: reducción de impuestos, especialmente para empresas; aumento de aranceles; y desregulación, principalmente en el sector energético. Todo con el objetivo de asegurar que Estados Unidos mantenga su liderazgo global, priorizando los intereses nacionales sobre cualquier otros.
Estas medidas siguen la línea de su anterior gobierno, que logró importantes éxitos económicos, con una tasa de desempleo del 3.5%, la más baja desde 1969, y un crecimiento medio del 2.2%. A pesar del impacto de la pandemia, estos resultados son positivos, especialmente considerando que la inflación nunca superó el 3%. Cabe destacar que algunas medidas de Trump, como los aranceles, no fueron eliminadas por la administración Biden, e incluso se incrementaron ligeramente. Esto podría explicar el desempleo del 3.4% que Biden logró en algunos trimestres.
Uno de los principales éxitos de Donald Trump fue el manejo del desempato junto con una buena contención de la inflación.
Comparado con el Trump de 2016, su postura en 2024 no presenta grandes cambios, salvo un endurecimiento de ciertas medidas y mayor preocupación por la hegemonía del dólar. Ha advertido que los países que abandonen su uso en el comercio internacional enfrentarán aranceles del 100%. Esta mayor dureza se enmarca en un contexto internacional en el que Estados Unidos está en una posición más vulnerable. En cuanto a política exterior, Trump ha reiterado que retirará su apoyo a Ucrania si Europa no aumenta sus esfuerzos, lo que podría señalar el fin del rol de EE.UU. como policía mundial, lo cual suponía un coste elevado para el contribuyente.
Las propuestas de Kamala Harris son distintas y parecen pretender ayudar al ciudadano medio. Propone crear ayudas para las familias con su primer hijo y abordar la crisis de la vivienda dando subsidios de hasta 25 mil dólares para la compra de nueva vivienda. Además, planea destinar hasta 400.000 millones de dólares en ayudas y rebajas fiscales a los constructores. Para financiar estos gastos, sugiere nuevos impuestos y aumentos para quienes ganen más de 400.000 dólares anuales, incluyendo un impuesto del 25% sobre patrimonios superiores a 100 millones de dólares.
Harris, busca conectar con el ciudadano medio, hablando de una 'economía de oportunidades' para quienes no pueden comprar una casa o criar a sus hijos. Sin embargo, algunos expertos advierten que sus propuestas podrían aumentar el déficit en 1.7 billones de dólares. Además, subir los impuestos requiere la aprobación del Congreso, lo que no ocurre con los aranceles, lo que podría plantear dificultades en la ejecución. A pesar de esto, analistas de Goldman Sachs prevén que, bajo Harris, la economía crecería alrededor del 2%, ligeramente más que con Trump, aunque en palabras del CEO de Goldman: “Este análisis se ha tomado demasiado en serio”.
En materia de impuestos, Trump propone reducirlos, ofreciendo beneficios fiscales a empresas que fabriquen en EE.UU. y reduciendo su impuesto de sociedades del 21% al 15%. También busca eliminar los impuestos sobre las propinas y las cotizaciones a la seguridad social, algo que Kamala Harris apoyó discretamente, aunque en el último debate no dijo nada al respecto. Por su parte, Harris propone aumentar los impuestos para las rentas más altas, como se mencionó, y solo contempla algunas reducciones para pequeños negocios.
En cuanto al empleo, ninguno de los candidatos se ha centrado en el salario mínimo. Kamala, años atrás, apoyaba aumentarlo gradualmente a 15 dólares por hora (actualmente es 7.25), mientras que Trump ha ofrecido opiniones diversas y no se enfoca en este tema. Trump prefiere destacar los beneficios de los aranceles para crear empleo en EE.UU. Junto con la deportación de inmigrantes ilegales, que ocupan parte de los trabajos con baja cualificación. Kamala, por su parte, sigue la línea de la administración Biden, que logró buenos resultados en el desempleo.
En cuanto al comercio internacional, Trump sigue una línea de proteccionismo severo. Propone aumentar los aranceles, incluyendo un 27.5% a los coches chinos y un 100% a los productos de países que dejen de usar el dólar. También sugiere elevar los aranceles a los productos provenientes de China hasta el 60% y establecer un arancel general del 10%. Harris, por su parte, no propone la creación o aumento de aranceles, pero tampoco su eliminación. Durante su tiempo como vicepresidenta con Biden, no redujo, sino que aumentó los aranceles establecidos por Trump. Ninguno de los dos candidatos parece inclinarse hacia una liberalización del comercio, aunque Trump sigue una línea más dura.
En cuanto a energías verdes, Harris y Trump tienen posturas muy diferentes. Harris apoya las energías renovables y el abandono gradual del petróleo, aunque ha moderado su postura respecto a años anteriores, cuando llegaba a hablar de prohibir el fraking. Ahora se enfoca en mantener los Acuerdos de París, dificultar la extracción de petróleo en tierras estatales y ofrecer subsidios a las energías verdes. Trump, en contraste, propone no cumplir con los acuerdos, facilitar la extracción de petróleo y eliminar los subsidios a las energías renovables. En cuanto a innovación, Harris destacó en el debate la necesidad de que EE.UU. supere a China en computación cuántica e inteligencia artificial. Trump mostró algo de reticencia, pero no considera esto una prioridad en su campaña.
Predecir el impacto futuro de un paquete de medidas económicas es complicado debido a la influencia de coyunturas impredecibles. Especialmente, cuando se espera un congreso dividido, donde implementar estas medidas podría ser difícil. No obstante, muchos expertos ofrecen posibles escenarios. Según los expertos, las políticas de Trump podrían generar un crecimiento económico de alrededor del 2%, pero advierten que los aranceles podrían aumentar los precios de diversos productos, actuando como un impuesto encubierto, y que las reducciones de impuestos podrían aumentar el déficit. En particular, temen que la eliminación de impuestos sobre las cotizaciones a la seguridad social pueda hacer que esta se vuelva insolvente un año antes de lo previsto, en 2032. Por otro lado, los defensores de las políticas de Trump argumentan que los aranceles y las deducciones fiscales estimularían la actividad económica interna y que la desregulación en la producción de energía reduciría su precio y consecuentemente la inflación. Ambos escenarios son posibles, pero dado el desempeño económico durante la administración Trump, hay razones para ser optimista.
El impacto de las propuestas económicas de cada candidato puede generar diferentes escenarios para Estados Unidos.
Las predicciones para Harris tampoco son muy prometedoras, con un crecimiento del PIB ligeramente superior al de Trump, pero en parámetros similares. Los nuevos subsidios podrían aumentar el déficit, especialmente dado que las subidas de impuestos requieren el apoyo del Congreso, donde muchos congresistas, siendo millonarios, podrían verse afectados por los impuestos a rentas altas y grandes patrimonios. Un aspecto destacable es su aparente negativa a reducir los tipos de interés, a diferencia de Trump, quien parece inclinado a hacerlo. Esta postura podría dificultar las inversiones y enfriar la economía, especialmente con una posible recesión en 2025 en el horizonte. Aun así, la economía estadunidense parece estar mejor de lo que sus ciudadanos perciben. Solo el tiempo dirá cómo se desarrollará la situación.
Donald Trump podría ser encuadrado dentro del perfil de un proteccionista, que pretende fomentar la actividad empresarial nacional, recortando impuestos y regulaciones, mientras sube aranceles a los productos extranjeros. Kamala Harris se aproximaría a las posturas de un socialdemócrata que busca aumentar la equidad dentro de la sociedad, ayudando a las clases medias y bajas, creando subsidios e impuestos con este fin. Además, imponiendo una regulación más dura.
Para concluir, ambos programas presentan riesgos y oportunidades. El programa de Trump podría impulsar la actividad empresarial en EE.UU. y la economía estadounidense. Sin embargo, existe el riesgo de que el tejido empresarial no responda adecuadamente, lo que podría llevar a un aumento de precios debido a los aranceles y a un déficit exorbitante por los recortes de impuestos, generando inflación. Aunque los antecedentes no sugieren necesariamente que esto ocurra.
Por otro lado, el programa de Kamala podría beneficiar a las clases medias y bajas, facilitando la formación de familias y hogares, lo que podría resultar en mayor consumo y mejoras económicas generales. Sin embargo, también existe el riesgo de que los estímulos generen un aumento de precios y grandes déficits, especialmente si resulta difícil aprobar nuevos impuestos, que podrían generar una reducción de la actividad empresarial, desencadenando más problemas.
De todas maneras, los escenarios excesivamente catastrofistas parecen poco probables según los datos actuales de la economía estadounidense, a menos que la crisis que se prevé para 2025 sea más profunda de lo previsto. Más allá de esto, es posible que el programa de Donald Trump, a largo plazo, pueda fortalecer la economía estadounidense, mejorando su tejido productivo, y manteniendo la prevalencia del dólar. Preservando o mejorando su posición en un escenario mundial, donde cada vez tiene más competidores.
Las políticas de Trump podrían dificultar el comercio con EE.UU. y generar un intercambio de aranceles entre países, reduciendo el comercio global o desviándolo hacia otros mercados. Cabe destacar que, a diferencia de los años 90, China es hoy el principal socio comercial de muchos países. Aunque China está en una posición más débil para enfrentar una guerra comercial comparada con el mandato anterior de Trump, debido a su crecimiento más lento y problemas recientes, el resultado es incierto. Además, no se debe asumir que la postura proteccionista de Trump se contrasta con una política pro comercio internacional por parte de Harris. Ella tampoco ha propuesto eliminar aranceles ni establecer acuerdos de libre comercio, y ha rechazado varios tratados de libre comercio, aunque alegando preocupaciones sobre el clima y los derechos laborales.
Si Trump implementa sus políticas, los principales beneficiados serían el sector petrolero, al que planea liberalizar, y las manufacturas dentro de EE.UU., gracias a las rebajas fiscales. En particular, el sector automotriz se beneficiaría de un arancel específico del 27.5% a los coches chinos. Por otro lado, las políticas de Harris podrían beneficiar a los pequeños empresarios mediante rebajas fiscales específicas y al sector de las energías renovables, al mantener subsidios y dificultar la actividad de sus competidores, las petroleras.
Inicialmente, las rebajas fiscales de Harris beneficiarían a los pequeños negocios. Sin embargo, los aranceles también pueden proteger a las empresas nacionales, especialmente a las pequeñas que no pueden competir internacionalmente. Es importante evaluar cuál de estas políticas tendría un mayor impacto, especialmente considerando que, bajo las políticas de Trump, estas empresas también podrían beneficiarse de rebajas fiscales por fabricar en EE.UU.
Para responder correctamente, es clave entender qué necesita y preocupa a la clase media. Uno de sus mayores problemas es la dificultad para formar una familia debido al alto coste de los hijos y el problema de la vivienda. Aunque Kamala parece decidida a abordar estos temas, hacerlo a través de subsidios podría aumentar los precios y, si se financia con déficit, generar inflación. Dado lo complejo de esta situación, estas soluciones podrían no ser las más adecuadas. Lo que realmente necesita la clase media es seguridad laboral y una economía sólida. En ese sentido, Trump podría ofrecer mejoras, como se ha mencionado a lo largo del artículo.
Visión General de la política económica de Trump |
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Visión general de las políticas económicas de Kamala Harris |
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Comparación de las propuestas clave |
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Impacto potencial de las propuestas |
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Resumen de las posturas |
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